ANTHON BERG
En el siglo XVIII, cuando la popularidad del chocolate creció y se extendió por toda Europa, un verdulero llamado Anthon Berg decidió probar suerte en la producción de este codiciado manjar de mazapán en Dinamarca. Impulsado por unos estándares impecablemente altos y una incansable dedicación a la perfección, sus productos de calidad pronto se convirtieron en los favoritos entre los habitantes de la clase media y alta de Copenhague. Los clientes hacían largas colas fuera de su tienda y, para animarlos, Anthon Berg y su personal repartían pequeños caprichos a los ansiosos clientes. Este espíritu de generosidad y compromiso con la calidad superior atraía a la gente una y otra vez, y hoy en día los chocolates Anthon Berg se siguen produciendo teniendo en cuenta estos valores.
En sus últimos años, Anthon Berg cedió la empresa a su hijo Gustav, que honró los deseos de su padre de no producir nunca nada que no fuera chocolate de la más alta calidad, un juramento familiar que se ha mantenido hasta el día de hoy. Desde hace más de medio siglo, Anthon Berg lleva el distinguido título de "Proveedor de la Corte Real Danesa".